viernes, 29 de abril de 2011

El verdadero riesgo de la raza humana. El riesgo conceptual.

A riesgo de minar nuestra seguridad, quisiera que pensáramos en algo: nuestras agrupaciones por milenios han sustentado nuestra supervivencia, sin embargo, ¿qué tan reales pueden ser en verdad agrupaciones simples como un partido político, o bastas como la especie?:

“He aquí una paradoja. Durante los últimos treinta o cuarenta años, hemos invertido una cantidad enorme de pensamiento, emoción, sangre y recursos en lo que denominamos valores humanos, derechos humanos, la defensa de la dignidad humana y de la vida humana. Durante ese mismo periodo, la ciencia y la filosofía se han ido aunando de forma lenta, pero devastadora, pera minar nuestro concepto tradicional de género humano… La humanidad está en peligro: no por la conocida amenaza de una <<destrucción masiva>> y del desastre ecológico, sino por un riesgo conceptual.”

Para nosotros parece ser claro hoy que las especies existen, que pertenecemos a una, empero, en mi concepto, mucho de ello (de ese error) depende del apego ancestral que tenemos por pertenecer, y dicho apego, por su parte, proviene de lo mucho que nuestra supervivencia está en manos de nuestra conducta grupal, así, es evidente que antes nos costaba pensar en otros muy similares a nosotros como humanos (como hoy aún le cuesta al racista), por cuestiones tan simples como la raza, las costumbres o el idioma.

“Los límites actuales del concepto género humano no son evidentes ni universales. Hemos llegado a ellos después de que el mundo occidental dedicara largos e ímprobos esfuerzos a encontrar una manera de entender la humanidad que incluya a comunidades antiguamente excluidas por racismo o etnocentrismo, y que, al mismo tiempo, insista en establecer una distinción clara entre humanos y no humanos.”

De allí pues, simplemente, de esa actitud (grupal) ligada a nuestra supervivencia, para mí mana el prejuicio que nos hace pertenecer, las cosas que nos hacen de un grupo son meros prejuicios, la raza, la discriminación por el sexo, la religión, la nacionalidad, son meros prejuicios, pero prejuicios adaptativamente imprescindibles pues nos hacen pertenecer y estructuran nuestros grupos.

“Aun así, el actual es un concepto reciente: la mayoría de la gente de la mayoría de las sociedades a lo largo de la mayor parte de la historia se habría quedado atónita ante una categoría tan universal. De hecho, a muchas personas les habría costado comprender la palabra humano o encontrar alguna equivalencia en sus idiomas respectivos, salvo como un modo de designar a los miembros de su propio grupo. Para ellas, los intrusos pertenecían a alguna otra clase, como las bestias y los demonios.”

Por ello Nietzsche decía, en contradicción a Hegel (quien pensaba que el fin dialectico de la historia era la supremacía alemana), que no era alemán, era un buen europeo; el nacionalismo, en su concepto, era un “prejuicio vulgar”.

“La intensidad de la actual batalla académica en torno a los neandertales (complementada en el capitulo 4) revela la profunda inseguridad que infunde en algunos humanos descubrir que otras especies pueden ser como nosotros, con mentes, emociones y capacidades éticas similares. Las discusiones sobre el estatus humano de los neandertales se han llevado a cabo en términos que recuerdan asombrosamente a las controversias decimonónicas sobre los negros.”

De esta manera, agrupaciones tales como las especies, las razas, los grupos políticos o religiosos, son esencialmente comparables, son en el fondo prejuicios, que unidos a nuestra dependencia de la pertenencia, se hacen muy constantes y fuertes, sin embargo, conceptualmente, sus falencias y debilidades son enormes, incluso para un concepto que parece tan estable como la especie.

“… aproximadamente durante los últimos cincuenta años, la biología parece haber cambiado el equilibrio de la rancia cuestión filosófica sobre si las especies constituyen tipos naturales, con rasgos esenciales, universales, o si conforman simples conjuntos o categorías en los que agrupamos a las criaturas por mera conveniencia. En el estado actual del conocimiento sobre la evolución, resulta difícil creer que exista algún rasgo generalizado en una especie y, a la vez, exclusivo de ella. Las especies poseen fronteras vagas y variables.”   

Por ello nos preguntamos, para concluir, si no hay en verdad algo atrás de dichos conceptos, prejuicios, que resulta ser más real a pesar de ser perecedero.

El Individuo, en nuestra opinión, no es un concepto, no es un prejuicio, es la unidad real al fondo de toda agrupación. Ello, sin más, nos debería hacer pensar en el sentido que tiene, o que le falta, a todo sacrificio individual en pos de una agrupación; el Individuo es una unidad que es irrepetible, el tomarlo como recurso a favor de la raza, la especie, el género, la religión, el partido, el clan, es un sacrificio enorme pues sacrifica, en definitiva, la existencia aislada y única que significa la individualidad y, como vimos, las agrupaciones en torno a cualquier  creencia o prejuicio, padecen de serios defectos conceptuales, la especie es un ejemplo protuberante de ello.


Citas de: Fernández-Armesto, Felipe, Breve historia de la humanidad, Un apasionante viaje por la evolución del género humano, Barcelona, Ed. Ediciones B, 2005.

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