domingo, 27 de marzo de 2011

Sectas y asesinos, el poder… de un Líder. Murderabilia


Hablando de manipulación y prejuicio, veamos un “Índice de maldad”. Sin embargo, a pesar del “índice”, lo "interesante", relacionado con el tema anterior, es ver la influencia que puede llegar a tener un Líder.




A propósito de la influencia del Líder, que aún parecen tener:

De Wikipedia, la enciclopedia libre. Trd. Google:

"Murderabilia: también conocido como murderbilia, es un término que identifica artículos coleccionables relacionados con asesinatos, asesinos u otros crímenes violentos, acuñado por Andy Kahan, ex director de la basada en la Alcaldía de Víctimas del Crimen de la Oficina de Houston.

Arte asesino en serie se define como obras de arte creadas por los asesinos en serie , mientras que en la cárcel . A menudo, este proceso se utiliza como dispositivo de tratamiento , o para mayor comprensión de una psique perturbada en particular, mientras que en otros casos es simplemente un método de tiempo que abarca de entretenimiento para las personas encarceladas. Los artistas suelen variar dramáticamente en la habilidad y los temas tratados.

John Wayne Gacy , Richard Ramírez , y Henry Lee Lucas son algunos de los más conocidos de América artistas asesino en serie. Perry Smith , el asesino en serie conocido de Truman Capote 's famosa obra de no ficción A sangre fría , fue también un prolífico artista.

Los coleccionistas suelen tener contacto directo para obtener y autenticar a este arte. Las piezas reales pueden vender por grandes sumas de dinero en función del artista individual, y su notoriedad a través de asesinatos en serie.

Controversia

Murderabilia es un área controvertida del mundo que recoge, como lo demuestra la reacción del público a la idea de vender o lucrarse de los crímenes violentos.

En el año 2005, serial asesino de una obra de arte fue vendida en línea en Massachusetts . Los legisladores estatales propuestas para bloquear la actividad, lo que desencadenó un debate sobre los derechos de libertad de expresión de los presos. En 2007, la escuela tirador estadounidense Wayne Lo causó controversia después de que se descubrió que estaba vendiendo su obra en un sitio web.

En 2010 el senador John Cornyn , R - TX , y la senadora Amy Klobuchar , DFL - MN , se han unido para presentar un proyecto de ley en el Congreso que lo prohibiría partidarios ven como una industria repugnante. El proyecto de ley se llama "Stop a la venta de Murderabilia para la Protección de la Dignidad de las Víctimas del Delito Ley de 2010", y viene después de varias peleas individuales sobre el tema. Eric Gein , cuya página web murderabilia tinta asesinos en seriees a menudo en las noticias para la venta de elementos que pertenecen a los asesinos en serie,  es un opositor declarado del proyecto de ley y ha reclutado la ayuda de la ACLU para ayudar a combatir y denunciar el proyecto de ley como las libertades civiles-proyecto de ley contra."



Conclusión:

¿Será que los furibundos seguidores de algunos Líderes sufren de Murderabilia, será que podríamos calificar el fanatismo así, como Murderabilia? El fanatismo parece siempre llega a excesos.

La Sicología de las Masas. "When it was dark"


Veamos una breve descripción de la Masa:


“Hemos partido del hecho fundamental de que el individuo integrado en una masa, experimenta, bajo la influencia de la misma, una modificación, a veces muy profunda, de su actividad anímica. Su afectividad queda extraordinariamente intensificada y, en cambio, notablemente limitada su actividad intelectual.”   

“Ambos procesos tienden a igualar al individuo con los demás de la multitud, fin que sólo puede ser conseguido por la supresión de las inhibiciones peculiares a cada individuo y la renuncia a las modalidades individuales y personales de las tendencias.”

“Evidentemente, la intervención de factores racióneles, como la intimidación del individuo por la multitud, o sea la acción del instinto de conservación, no basta para explicar los fenómenos observados. Aquello que fuera de esto nos ofrecen, a titulo explicativo, las autoridades en sociología y psicología de las masas, se reduce siempre, aunque presentado bajo diversos nombres, a la misma cosa, resumida en la mágica palabra <<sugestión>>.”

“Pero aún durante el reinado de Cristo hay individuos que se hallan fuera de tales lazos afectivos: Aquellos que no forman parte de la comunidad de los creyentes, no aman a Cristo ni son amados por él. Por este motivo, toda religión, aunque se denomine religión de amor, ha de ser dura y sin amor para con todos aquellos que no pertenezcan a ella.”
  
Sin embargo, algo con lo que estoy de acuerdo, veamos la importancia del Líder para la Masa:
  
“Pero desde ahora creemos poder reprochar ya a los autores no haber atendido suficientemente a la importancia del director para la psicología de la masa.”

“En la iglesia –y habrá de sernos muy ventajoso tomar como muestra la iglesia católica— y en el ejército, reina, cualesquiera que sean sus diferencias en otros aspectos, una misma ilusión: la ilusión de la presencia visible o invisible de un jefe (Cristo, en la iglesia católica, y el general en jefe en el ejército), que ama con igual amor a todos los miembros de la colectividad.”

“Habremos de tener en cuenta, que en las dos masas artificiales de que venimos tratando –la iglesia y el Ejército—se halla el individuo doblemente ligado por lazos libidinosos; en primer lugar, al jefe (Cristo o el general), y además , a los restantes individuos de la colectividad.”

“El fenómeno del pánico, observable en las masas militares con mayor claridad que en ninguna otra formación colectiva, nos demuestra también, que la esencia de una multitud consiste en los lazos libidinosos existentes en ella. El pánico se produce cuando una multitud comienza a disgregarse y se caracteriza por el hecho de que las órdenes de los jefes dejan de ser obedecidas, no cuidándose ya cada individuo sino de sí mismo, sin atender para nada a los demás. Rotos así los lazos recíprocos, surge un miedo inmenso e insensato.”

“Cuando el individuo integrado a la masa en la que ha surgido el pánico, comienza a no pensar más que en sí mismo, demuestra con ello haberse dado cuenta del desgarramiento de los lazos afectivos que hasta entonces disminuían a sus ojos el peligro. Ahora que se encuentra ya aislado ante él, tiene que estimarlo mayor. Resulta, pues, que el miedo pánico presupone el relajamiento de la estructura libidinosa de la masa y constituye una justificada reacción al mismo, siendo errónea la hipótesis contraria de que los lazos libidinosos de la masa, quedan destruidos por el miedo ante el peligro.”

“La causa típica de la explosión de un pánico es muy análoga a la que nos ofrece Nestroy en su parodia del drama <<Judith y Holofernes>> de Hebbel. En esta parodia, grita un guerrero: <<El jefe ha perdido la cabeza>> -- y todos los asirios emprenden la fuga. Sin que el peligro aumente, basta la pérdida del jefe—en cualquier sentido—para que surja el pánico. Con el lazo que les ligaba al jefe desaparecen generalmente los que ligan a los individuos entre sí y la masa se pulveriza como un frasquito de bolones al que se le rompe la punta.

La disgregación de una masa religiosa resulta ya más difícil de observar.”
           
Recientemente, he tenido ocasión de leer una novela inglesa de espíritu católico y recomendada por el obispo de Londres --<<When it was dark>>--, en la que se describe, con tanta destreza a mi juicio, como exactitud, una tal eventualidad y sus consecuencias. El autor imagina una conspiración, urdida en nuestros días, por enemigos de la persona de Cristo y de la fe cristiana, que pretenden haber conseguido descubrir en un sepulcro con una inscripción en la cual confiesa José de Arimatea haber substraído, por razones piadosas, tres días después de su entierro, el cadáver de Cristo, trasladándolo de su primer enterramiento, a aquel otro, este descubrimiento arqueológico significa la ruina de los dogmas de la resurrección de Cristo y de su naturaleza divina y trae consigo la conmoción de la cultura europea y un incremento extraordinario de todos los crímenes y violencias, hasta el día en que la conspiración tramada por los falsarios es descubierta y denunciada.”

*Citas tomadas de: Freud, Sigmund. Psicología de las masas y análisis del yo. Madrid, Ed. Biblioteca Nueva, 1924, p. 36. trad. de Luís López Ballesteros y de Torres

De esta manera quiero preguntar: partiendo de la importancia del Líder para la Masa, y siendo Cristo en realidad una Idea, ¿no será que la Idea es en verdad el verdadero Líder, que nuestras masas actuales están lideradas y cohesionadas por Ideas, es decir: por Ideología?

Sobre Gustave Le Bon, algo más al respecto:





viernes, 25 de marzo de 2011

Moral Innata - Marc Hauser, psicobiólogo de la Universidad de Harvard



Moral Innata - Marc Hauser


¿Existe una Moral Innata?

¿O es mejor decir, hay relaciones entre la Moral y la supervivencia?

¿Cuál es la Hipótesis de Hauser?, puede ser que: “La Moral puede ser una herramienta heredada biológicamente para consolidar una sociedad, y para sobrevivir.”

Entonces, ¿Es legítima o verdadera la interpretación del periodista, al decir que hay “principios morales Universales”?

¿O en realidad lo que Hauser está diciendo es que la moralidad es una herramienta (Biológica), sin que hayan, o deban haber, principios morales universales?

¿O en realidad sí está afirmando la existencia de principios morales universales?

¿Qué importancia tiene el lenguaje en esta cuestión?

Una Pregunta menos importante: La traducción que se hace de la entrevista, ¿es tendenciosa?, ¿es exacta?, ¿es igual decir, traducir, Moral innata a Moral Universal?

¿Existe una moral innata?, o como decía Georges Bataille: ¿olvidamos el mucho esfuerzo que nos cuesta volver a nuestros hijos humanos, el mucho esfuerzo que cuesta el trasmitirles nuestros miedos y ascos, nuestras aversiones y afinidades? Lo que sucede desde el vientre, y por olvidar ello, todo nos parece heredado o una aparición.


Claro, sin que con esto digamos que la propuesta deja de ser interesante, es un dato relevante: http://www.nytimes.com/2010/08/21/education/21harvard.html

1.
2.

3.



“Justicia, prejuicio, lealtad al grupo, autoridad y pureza son los colores primarios de nuetro sentido moral innato.”: Jonathan Haidt.

Sociobiología

¿Qué tanto se puede comparar el hecho humano con el de los demás animales?


Para mí la Sociobiología ha abusado de la comparación, pero es un camino interesante.


¿Ustedes qué opinan?

jueves, 24 de marzo de 2011

Presentación del Libro: Administración, Gerencia de la Justicia. Un Código de Procedimiento Judicial.


 

Administración, Gerencia de la Justicia. Un Código de Procedimiento Judicial.


Con el anterior Link me permito presentar uno de mis últimos trabajos. El anterior fue fruto de mis estudios de especialización en Derecho Procesal Civil, es una propuesta metodológica acerca del cómo realizar un Código de Procedimiento Judicial, y está disponible para todo el que lo considere útil, y con el siguiente texto lo presento para su escrutinio:




Presentación:


Atendiendo a la convocatoria de responsabilidad social que hicieron el Ministerio del Interior y de Justicia, con presencia del Ministro Germán Vargas Lleras; el Instituto Colombiano de Derecho Procesal, encabezado por su Presidente, Jairo Parra Quijano; y la Fundación Konrad Adenauer Stiftung, el Instituto Latinoamericano de Altos Estudios y Legis, en el Lanzamiento del Proyecto de Código General del Proceso (evento realizado el 17 de marzo de 2011 en la Biblioteca Luis Ángel Arango), me permito presentar a través de este democrático medio, por llamarlo de alguna manera, mi proyecto, o mejor decir, mis opiniones, acerca del cómo realizar, y lo que un Código de Procedimiento Judicial debe contener, a fin de que, de alguna manera, puedan ser tenidas en cuenta mis apreciaciones, si eso es posible, en el Código en proyecto.

Sin embargo, antes de ello, quisiera hacer algunos comentarios puntuales acerca de las formidables exposiciones que se hicieron en el referido evento, que me parecen pertinentes, y pueden ambientar de mejor manera el texto que presento:

Primero que todo, como declaración de principio, desde el principio, debo decir que me encuentro absolutamente de acuerdo con el Profesor Parra Quijano en cuanto a lo que él, y la escuela a la que pertenece, consideran son los fundamentos del proceso en nuestro medio, así, la Solidaridad, la Igualdad, y la averiguación de la Verdad (para mí, siguiendo al gran Maestro Devis Echandía, es más acertado decir: la convicción del juez), son sus principios fundamentales, entre otros.

Sin embargo, con lo que jamás podría estar de acuerdo, es en la proposición del mismo profesor, que considera, creo entenderle, que estos principios excluyen un fin primordial y universal del proceso y de la administración de justicia: la resolución de conflictos; el respetado maestro afirmó pues que: “la administración de justicia no es para dirimir conflictos, sino para darle la razón a quien la tiene” y con ello, sin más, no puedo estar de acuerdo.

Así, no creo que sean incompatibles los principios mencionados con el fin que defiendo para la administración de justicia, no creo que el acoger conceptualmente el fin de poner fin a los conflictos, signifique el acoger, también, el principio de oportunidad o el sistema adversarial. En fin, negar este propósito que tiene el Derecho, es negar sus mismas raíces y la principal función, sociológica, adaptativa, que cumple el proceso para la raza humana.

Es decir, más que pensar en un sistema adversarial, donde quepa el principio de oportunidad, el fin de resolución de conflictos es la justa medida de los poderes del Estado. De esta manera, el Estado debe intervenir allí donde se presente un conflicto, allí donde esté amenazada la paz social, esa es su medida, ese es su fin, de esta forma, por ejemplo, si ocurre algo similar a lo que pasa en Japón, donde es una vergüenza social el acudir a la administración de justicia porque significa una incapacidad mental para resolver los propios problemas, además de causar incomodidad a otras personas, como pueden ser los jueces, en ese caso, el Derecho no puede ni debe intervenir, así quiera y le parezca muy justo darle la razón a quien la tiene, pues significaría una agresión al individuo enorme, y sería un intervencionismo sin razón. Ello se ve expresado, sin más, en la regla técnica Dispositiva.

En otras palabras, la justificación del Estado no puede ser, únicamente, “darle la razón a quien la tiene”, ello sería como convertir al Estado en el Quijote, que andaba por las praderas desfaciendo fechorías, sin ser llamado, juzgando allí donde no le compete, imponiendo su razón (como afirma el profesor Parra) en todos los recodos del camino y del alma humana, lo cual significa un intervencionismo injustificado. El principio, como todo proceso moderno lo exige, es el proceso inquisitivo, de ello no hay duda para mí desde que leí al Maestro Devis Echandía, pero ello no puede ser el fundamento para justificar toda intervención sin control, por parte del Estado, y un aserto como el del profesor Parra, en el fondo, conduce a ello.

Segundo, resalta también el Maestro Parra, en su discurso, la función pedagógica que debe cumplir un Código de Procedimiento, sin embargo, a pesar de que expresamente el Maestro Parra lo refiere, ha resultado deficiente el cumplimiento de esta meta, tanto en el actual Código de Procedimiento Civil, como en los demás Códigos (excepto los penales), incluyendo el Proyecto que hoy se presenta.

Como lo afirmo en mi texto, aquella es una gran deficiencia que solo los códigos de procedimiento penal se han avocado a satisfacer (de alguna manera), la declaración de principios, parafraseando al profesor Villamil Portilla, es un momento espiritual y político, además de ser una guía interpretativa, que lamentablemente este Proyecto, hoy presentado, tampoco realiza creyendo, supongo, en una falsa brevedad. En fin, creo que el momento de ser breves (aunque tampoco creo que haya que ser demasiado extensos), es propicio en otro lado, en cualquier otro lado, menos en este momento espiritual. Claro, todo ello lo expongo, más en extenso, en el texto que hoy presento.

Tercero, otra importante reflexión que surge del evento referido, es lo que hermosamente resumió el profesor Parra Quijano en su intervención de esta manera: al juez le encargamos la resolución de nuestros conflictos, principalmente, porque creemos que es un ser razonable, así, el juez también tiene que entender que su razonabilidad le debe indicar que un proceso es eminentemente temporal, los procesos eternos no solucionan conflictos y atentan contra la paz social, de esta manera, como ser razonable, debe entender que el proceso también tiene que tener una duración razonable. Es decir, acertadamente, este Proyecto conserva el logro alcanzado por al ley 1395, que estableció plazos perentorios para los procesos.

Cuarto, en cuanto a la oralidad, me temo nunca dejará, la doctrina de este país, de ignorar el gran espíritu práctico del formidable profesor López Blanco. Así, el profesor Sanabria Santos inició su exposición, delanteramente, anunciando que no acepta ninguna diferencia entre los principios y las reglas técnicas, lo que en mi opinión, no hay nada más desacertado.

Como muy bien lo expone el profesor López en su monumental obra, la diferencia tiene sentido, mucho sentido, pero principalmente, un sentido práctico. De esta manera, si se entiende que los principios son esos asertos que no pueden ser modificados, que son absolutos, pues nadie se atrevería a justificar la deslealtad en ningún ámbito del proceso, y se entiende que las reglas técnicas son modelos que pretenden, que deben ser aplicados según las realidades, pero que, principalmente, pueden ser combinados pues no son principios, se puede entender que la obtusa actitud acerca de la oralidad, considerándola como un principio, acogiéndola irrestrictamente, no es nada menos que un error en este Proyecto de Código.

De esta manera, como vemos, la diferencia entre estos conceptos es clave, nos permite entender que la oralidad no es un principio, y que se la puede combinar con su némesis, la escritura (claro, regla técnica esta última que debe estar muy restringida, si se acoge la oralidad como criterio principal), sin que con ello se altere para nada la existencia o esencia de la oralidad. Por ejemplo, solo como un ejemplo, otra regla técnica, la segunda instancia, es una regla que resulta en gran medida incompatible con la oralidad, no es factible, prácticamente, que en segunda instancia se revisen integralmente las grabaciones, visuales u orales, ni es factible que los jueces de primera instancia hagan un re-proceso, y transcriban lo que ya actuaron. Y la actitud que denuncio, principalmente, lleva a ignorar esta realidad.

Es lamentable pues, que aún tercamente se sigan ignorando las sabias palabras del Maestro López Blanco, palabras prácticas para necesidades prácticas, y se siga insistiendo en tomar a la oralidad como un principio. Así, aunque el Profesor Parra recuerde a Chiovenda, cuando se refiere su afirmación acerca de la necesidad de la necesaria ayuda que debe prestar la escritura a la oralidad, creo que lamentablemente lo hace refiriéndose a otros medios técnicos.

Es decir, cómo negar que la escritura, bien entendida y desarrollada, es un método también eficaz, mucho más eficaz muchas veces, de trasmitir un mensaje, permite, precisamente, capacidad de síntesis si se planea bien un texto, lo que jamás ocurre con la oralidad debido a su espontaneidad. Es decir, por qué negar nuestra historia, y negar que la escritura nos ha hecho más humanos en un proceso de hominización donde decididamente ha influido.

En conclusión creo, simplemente, que el establecimiento de la oralidad, como principio, obedece al irracional temor que el mal uso de la escritura ha causado en nuestra doctrina local, así, aunque la escritura debe ser acogida de manera muy restringida, ese temor no puede llevarnos a ignorarla totalmente, ignorando los beneficios que podría traer.

Quinto, tomando inspiración del anterior punto, denuncio que el Código en proyecto debe tener en cuenta no solo la escogencia de sus reglas técnicas y principios, sino, además, las problemáticas que se pueden presentar entre todos ellos. 

Como ya lo referí, válganos como ejemplo ahora también, entre la segunda instancia y la oralidad, ambas reglas técnicas, existen variadas problemáticas por las cuales se estorban mutuamente, así, el problema no es cuestión solo de escoger, ciegamente, simplemente, entre la escritura o la oralidad, al realizar dicha escogencia se deben tener en cuenta las posibles relaciones problemáticas entre algunas reglas técnicas o principios, de lo contrario, dicha escogencia está condenada al fracaso. Esto, por supuesto, como todo lo anterior, es tratado en el trabajo que presento.

Sexto, quisiera también resaltar, por su enorme acierto, la reflexión del formidable profesor Edgardo Villamil Portilla, acerca de que la ineficacia en la administración de justicia puede llevar, sin más, inducir, a la Insubordinación.

Como desde Hobbes, Locke, Rousseau y Montesquiev tenemos por sabido, la Soberanía reside en el pueblo, es él el de las verdaderas potestades, no el Estado, y el pueblo, mediante su voluntad soberana, asigna algunas funciones, como la de administrar justica, al Estado.

Sin embargo, olvidan nuestros funcionarios, que esta delegación, esta entrega, significa también responsabilidad, nexo, obligación. Así, podríamos decir, la entrega de facultades al Estado, y la obediencia de los particulares, como en las obligaciones civiles, están mutuamente condicionadas, si el Estado no cumple con su deber de llevar felicidad al pueblo a través de los poderes que se le otorgan, en la práctica, los individuos no llegan a comprender el porqué de sus renuncias a favor del Estado y su insubordinación es casi una obligación.

De esta manera, como dije, simplemente lo quería remarcar, no es nada menos que un enorme acierto esta intervención y es una alarma que tiene el Estado encendida, debido a su inoperancia a la hora de administrar justicia.

Séptimo, por último, en cuanto a mis comentarios respecto del citado evento, quisiera referirme a otro acierto que allí se produjo, que sin duda es muy importante. Como bien lo remarcaban los expositores, el Proyecto de Código que se presenta conserva muchos de los aspectos positivos del anterior Código, conserva su redacción lo que permite claridad futura, ello, sin más, constituye un acierto, primero, porque rinde honor a un Código excelentemente elaborado, y a sus autores, entre los cuales celebro siempre al gran Maestro Devis Echandía, pero segundo y más importante, para fines prácticos, porque es una muestra de humildad e inteligencia, pues muchos de los conceptos vigentes son mucho más que pertinentes, elaborados por juristas excelentes, inmejorables, por lo cual una reformulación solamente representaría una carga de trabajo innecesaria, una muestra de erudición sin sentido, y un peligro, por la tergiversación que podría sufrir el lenguaje Procesal.

Sin embargo, y que quede claro que con ello no estoy contradiciendo lo anteriormente dicho (pues en lo que no haya que cambiar, es mejor conservar la esplendida redacción del anterior Código), como el profesor López Blanco afirma, este Proyecto quizá puede resultar “más de lo mismo”, pues aunque la inclusión de cambios como el referente al proceso monitorio pueda parecer vanguardista, aún este Proyecto sigue aferrado al tradicional pensamiento impráctico, al respecto de lo cual, muy poco es el cambio.

Todo ello, entonces, me da pie para introducir definitivamente mi texto.

Como anuncié, como lo anuncia el título del libro, un aspecto resulta de fundamental importancia para la cuestión de la administración de justicia, y este es, precisamente, su administración.

Recordando de nuevo al profesor Villamil Portilla, la efectividad en la labor de administrar justicia resulta vital para la legitimación del Estado, sin embargo, con respecto al tema de la eficacia muy poco es lo que se cambia, como siempre, se piensa que las reformas legales son la solución a esta problemática, a toda problemática, pero nunca se piensa en el fondo de esas reformas, a mi entender, en este Proyecto se intentan reformas puntuales que la práctica ha mostrado como deficientes, valga como ejemplo el tema del peritazgo (que incluso ya había sido un adelanto de la ley 1395), pero no se intenta una reforma estructural que incluya a la efectividad como principio, y no se intenta que ese principio sea desarrollado prácticamente durante todo el Código. Es increíble pues, para la época en que vivimos, donde existen estudios bastante serios y elaborados acerca del funcionamiento de las organizaciones, que no se incluya a una ciencia como la administración a la hora de elaborar un Código, y no se incluyan los principios administrativos en el momento de pensar en el funcionamiento de una organización, como claramente lo es, la administración de justicia.

Por ello, además de muchos otros comentarios, lo que mi texto básicamente expone, es la necesidad de incluir a la administración dentro del desarrollo y contenido de un Código de Procedimiento Judicial. Además de establecida como principio, pues nadie se atrevería a querer una justicia ineficaz, la administración debe ser consultada a cada paso, en la redacción de cada artículo, en la estructura general cualquier Código, es un criterio práctico por excelencia, que busca la efectividad de una organización a la hora de desempeñarse en sus actividades, que tiene profundos desarrollos, que consulta realidades.

En fin, me temo, como una mala noticia para los juristas clásicos, que la realidad de un Código de Procedimiento hace bastante tiempo ya dejó de ser exclusivamente jurídica, la administración de justicia es una organización que presta un servicio, y si no se la toma como tal, pues esa es su naturaleza última, se está ignorando su esencia.

Por ello, repito, sin más, el principal aporte que mi texto pretende hacer es postular a la administración como un principio, fundamental, si se le puede dar más importancia a algo más allá del ser un principio, sin lo cual, simplemente, siempre la justicia estará atrasada a su tiempo y a los desarrollos técnicos que la humanidad nos ha traído.

De esta manera pues, someto a su consideración mi texto, espero les agrade y encuentren en él alguna utilidad.

Atentamente,


Juan Pablo Domínguez Angulo

martes, 8 de marzo de 2011

El nacionalismo

"Bueno es saber algo de las costumbres de otros pueblos para juzgar las del propio con mejor acierto, y no creer que todo lo que sea contrario a nuestras modas es ridículo y opuesto a la razón, como suelen hacer los que no han visto nada." Decartes.
El nacionalismo es un prejuicio vulgar, decía Nietzsche.
“El nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando” no sé quién lo dijo...

domingo, 6 de marzo de 2011

Aprender a perdonar-se; “El secreto para sobrevivir es no ir a la guerra, en especial con uno mismo”.

“Res”, cosa, un Cuerpo para este caso, Bataille decía que un cuerpo no pasa de ser una pieza de caza, ¿por qué aterroriza y causa retroceso el estar en frente de un cadáver humano, de una pieza de caza?

Un Cuerpo.

A propósito, ¿qué tienen en relación el Cuerpo y la Deuda?, como muchos de los que pasaron por alguna facultad de Derecho, escuché alguna vez: en Roma podías tomar el Cuerpo del deudor responsable de tu acreencia insoluta y hacerlo pieza de caza, incluso, podías repartirte dicho “trofeo” entre los acreedores, si eran varios.

Deuda.

Nietzsche decía que nuestro “deber ser” viene de la muy mundana “Deuda”, debemos a nuestros antepasados, a sus triunfos y toda la sangre y horror que esparcieron por “vernos” hoy, aquí. ¿Por qué queremos ignorar toda la, como dice el autor, sangre y horror que hay detrás de todas las cosas buenas?

Pero, enfocándonos en lo que perseguimos, ¿qué misteriosa y repugnante relación tienen el Cuerpo y la Deuda?

Hitler, antes de cometer suicidio, curiosa escena, bastante se preocupó porque incineraran su cadáver, (a pesar de que sólo es una pieza de caza), hay quienes conocen este secreto, pienso, esta misteriosa relación de la que hablamos, y retiran su cadáver de los escupitajos de la chusma, de los vencedores; el zoroastrismo, me parece otro ejemplo, tiene por tradición el rito funerario de dejar a merced de los buitres sus cadáveres, ¿acaso conocerán el enigma que encierra este secreto?, ¿volando, en el gaznate del ave, dejarán fuera de alcance a sus Cuerpos?

Cuerpo y Deuda, nada como la sangre para la letra, ¿cuánta sangre y horror hay detrás de todas las cosas buenas, de las creaciones humanas?, si todo lo que nos hace humanos es aprendido, como lo creo, entonces no hay nada “natural” en el ser “humano”, ¿cuánta de esta sangre y horror será injustificada, cuánta será, habrá sido provocada, por un capricho, por el capricho humano?

Bataille decía que olvidamos pronto el mucho esfuerzo (correa, diríamos en Colombia) que nos cuesta el convertir a nuestros hijos en humanos, inculcarles nuestros miedos, los ascos, las repulsiones y afinidades.

Cuerpo y Deuda, ¿cuánto le debemos a nuestros padres, a nuestros maestros?, por convertirnos en humanos a través de la sangre, del escarmiento en nuestros Cuerpos, ¿cuánto nos deben ellos, cuánto a nuestra pureza?

Cuerpo y Deuda, hay quienes no descansan hasta tomarte como a una pieza de caza, hasta arrastrar tu Cuerpo por toda Roma, pero, creo, detrás de todo eso hay cierta pusilanimidad, pues, es decir, somos muchos los que no conocemos aún el secreto, somos muchos, aún, los pusilánimes.

Recuerdo alguna ocasión en la que un graaaaaan conocedor del secreto, conocedor de la falta de vergüenza, en mi país, conociendo el poder de la carne (el Cuerpo, la res), viva, para aleccionar, en la misma hora en la que el Congreso de donde nací la exigió para saciar apetitos, para aleccionarlo, para ejercer la facultad de Control Político, la Moción de Censura, no sé, recordó el Presidente que a su Ministro (la carne, el Cuerpo que quería la chusma), podría removerlo de su cargo en cualquier momento dejando sin Objeto tal debate, le fue evidente pues que podía sustraer la carne (el Cuerpo) de la venganza, y así lo hizo, ¡jaja!, allí quedaron las hienas, de un portazo, afuera del banquete (así no me agrade que nuestro Pontífice del secreto no haya sido aleccionado, yo también exijo carne, sangre, muchas veces).

Culpa y dominio, culpa y razón humana, la razón humana es idílica y ello debería ser suficiente, suponemos, pero bien es evidente que no es así, Hobbes decía que la razón da una base suficiente para el acuerdo en una sociedad, pero, a su vez, decía, que los pactos, que no descansan en la espada, no son más que palabras. Maquiavelo decía lo mismo de los profetas, de los cuales, los que no combinaron profecía y las armas, no lograron gobernar nada (y que no se venga a decir que qué hay con el caso de Jesús, algunos nos podrían refutar, a Maquiavelo y a mí, pues me incluyo en su opinión, que: “¿qué pasa entonces con el ejemplo de Cristo?” gritarían, gritan, pero olvidan algo que es evidente pero que para algunos no lo es tanto, Nietzsche afirmaba que la parodia de todo un dios en una cruz es un golpe visual impactante, que, opino, fue la razón por la cual la moral judeo-cristiana logró alzarse, logró conquistar, aprehender, un ARMA poderosísima, una gran espada, el Imperio Romano, además, aparte del cielo, el Jesús, como personaje histórico, durante su tiempo terrenal, ¿logró gobernar algún Estado?, ese es el sentido en el que Maquiavelo habla de los profetas “que lograron triunfar y gobernar”, no en un sentido espiritual o metafísico)

Muchas veces la Culpa logra ser Polisemia en mí, ya no puedo distinguirla, muchas veces, ¿por qué creerán ellos que sí pueden hacerlo?

Qué podemos saber nosotros de justicia, nosotros los que sólo participamos en esta dinámica al recibir el castigo, nosotros los pusilánimes, los que no creamos la moral, los que sólo la “oímos”, al final, sólo el creador conoce su obra, sólo los padres de la moral conocen su obra, nunca podremos parecernos lo suficiente a su creación; ¿cómo poder adentrarnos en sus mentes, donde la moral reside, para competir con ellos, para ser más papistas que el papa?, la moral es su misma imagen, su capricho, ¿cómo poder competir con el creador si al final no hay nada más parecido a la imagen que su reflejo?, jamás podremos ser más justos que la justicia, que quien la dicta, jamás podremos parecernos más al ser, el creador, que su reflejo, la justicia.

En una ocasión algo en verdad hizo que me riera, en un lugar que creo no era adecuado hacerlo, en una ocasión, en el museo Nacional, en Bogotá, estuve parado en frente de una pintura, días antes sostuve una conversación con un amigo que afirma ser artista (y lo digo de esta forma porque es la única salida que me queda, jamás he entendido o me ha agradado la sensibilidad del artista, salvo la de los que me agradan), y éste me explicaba lo oculto en el arte (“el poder se rodea de misterio”), y estando yo en frente de esa pintura comencé a intentar fijar sus detalles, era una pintura de un árbol, un árbol verde, la pintura, y el árbol que abarcaba toda su extensión, podría medir sin dificultad cuatro o cinco metros de alto, bueno, no lo sé, nunca he sido bueno en esas cosas, estuve un buen rato parado allí, intentando auscultar el misterio, ¡ja!, hoy solo puedo imaginar y reír con mi rostro adusto, mi mirada penetrante, mis pensamientos insondables, en fin, todas esas actitudes esnobs que se ven tan interesantes y “sexys”, y no sé cuanto tiempo habré pasado allí, al final, sin que pudiera obtener ningún resultado y sin que las pequeñas lecciones, días antes aprehendidas, arrojaran alguno, me resigné entonces, qué más podía hacer, pero, en ese memento, noté algo, y es algo que siempre me pasa, siempre cometo el error de no tomar en cuenta los títulos de los textos, y así noté uno de esos pequeños letreros que se fijan a un lado de las obras en los museos, ¡que sorpresa!, el letrero decía: “Fernando Botero – El Árbol”, ¡claro!, ¿de qué otra forma habría de llamarse?, “El Árbol”, “¡¡¡¡¡¡El Árbol!!!!!!”; para Botero, en esta ocasión, me parece, no hay ningún misterio, aunque eso es algo que sólo él, el creador, sabe a ciencia cierta. Redundando, sólo el autor, sólo el creador, conoce su obra.

En fin, difícil relación tiene mi Cuerpo con la Deuda, soy de los que no creen en la Deuda, “el deber”, hago que me acompañe siempre Rousseau diciendo: “el primero que cercó un terreno, que dijo: “esto es mío”, y que consiguió gentes tan simples como para creerle, es el padre de la Sociedad Civil”. Soy de los que piensa que recibir la Deuda en el Cuerpo es de pusilánimes, no creo que sea un deber el aprender a ser humanos, a llenarnos de miedos y ascos ajenos, soy de los que piensa que el recibir ese tipo de penas es sólo para el que no puede sustraerse o no ve la vida con suficiente descaro.

No creo en la justicia, no creo en el Quijote, que va por el campo “desfaciendo” fechorías, con su tabla; quizás haya aprendido cosas, quizás esas cosas que aprendí nunca las disfrutará quien me las enseñó, pues parece siempre refrendarse el axioma “nadie sabe para quien trabaja”, pero hoy me parece ya suficiente.

Es decir, como decirlo, quiero dejar de ser un sujeto sujeto, es lo que propongo, lo que les propongo.

En el fuego de todos los infiernos se coció un alma que tuvo que ser de un buen metal para no destruirse y sí transformarse; gracias, sólo por ti, sólo tú, podrías lograr esa situación, sólo por alguien como tú me sentiría en el infierno cada vez que te fuiste.

Descubrí pues que tengo conciencia, mi capricho, pues no puede ser más que capricho, descubrí por qué cada amante que quiere partir pretende endilgar la Deuda, son conocedores innatos, empíricos, del secreto, retiran su cadáver, su carne, del imperio de la Deuda, y hacen recaer la Deuda en cadáver ajeno, en el otro; entendí cómo la moral no solo sirve para señalar y ajusticiar, también se puede ser victima de ella, ¡puede uno señalarse!, ¿quién iba a decirlo?, y, descubrí, que el señalar depende del Objeto. Nunca hay justicia en contra del poder, si se tiene suficiente potencia para sustraer el Objeto, la justicia carecerá de blanco (Objeto), si se tiene suficiente poder la disidencia será crimen, si no, es revolución, y hoy decido, disiento, pero con poder, con poder sobre mí, y por fin hoy sustraigo mi cadáver.

Es curioso, hoy creo que puedo comprender a los que creen en la cruz, hasta creo que podría imaginar a alguien con tal amor, alguien que quisiera llevarse tu Cuerpo y enterrarlo, pero, es por eso, pienso, que todo este asunto de la fe te persigue, te asecha, mejor, todo esto te persigue hasta que caes exhausto, llorando, en tu cama, asecha tu desvelo y sube hasta tus pies y te pica, a la hora de tu debilidad, los sacerdotes son grandes con conocedores del secreto, y es lo que más me impresiona, la astucia, el conocimiento, lo certero del golpe, ¿¡morir por liberarte de tu conciencia!?, ¿el hijo de un dios muriendo en una cruz por liberar tu Cuerpo?, ¡eso!, es dar en el clavo.

No pensé lo fuerte que podía ser mi capricho en contra mía, es demasiado desconcertante para alguien que no cree en la justicia descubrir su conciencia, así, por mucho tiempo me culpé, deje que me culparan, permití que la chusma arrastrara mi cadáver, pero, renovando la propuesta que les hago, hoy me perdono.

No se cuales sean o fueron los cargos, imagino que de todos debes haber sido culpable, bajo la ley de “los inolvidables momentos”, pero hoy te perdono, te libero de la memoria, de la conciencia y de la chusma, hoy por fin es suficiente. Podría ser que el aprendizaje sea valioso para mí, quizás sea que no pude sustraerme, pero ya es suficiente.

Es decir, los invito a levantarse, de entre los muertos, de entre la chusma, los invito a volver a caminar, a dejar atrás, a olvidar, a ser una sombra, opaca por la culpa pero con la dignidad y entereza como para rebajarse, para perdonarse, y tomar el cadáver inmundo de su propia vergüenza, su propio cadáver, y enterrarlo. Recuerda, tres veces imperdonable, para poder culpar debes aprender a perdonarte ¿cómo podrás culpar a alguien más?, como ellos lo hacen, si antes no te absuelves a ti.

Mi cuerpo fue arrastrado por toda Roma, en la lapidación mi cabeza se hundió entre mi pecho, más que para protegerse, para mostrar arrepentimiento, ¡cómo si no quisiera alejarme de quienes las arrojaban! me agaché ante las piedras con lastimero respeto, mi capricho quiso merecerlo por haberte hecho daño; veo mis fotos y veo a un niño que nunca lo fue, que nunca entendió la psicología inversa porque nunca lo fue, nunca fue niño, me entristece no poder entrar en la imagen y poder defenderlo, protegerlo, hoy quiero hacerlo, aún estoy a tiempo, aún eres un niño.

Así pues es que hoy tomo tu cadáver, se lo arrebato al gentío, igual que como hicieron alguna vez con el bailarín de la maroma, hoy tomo el cadáver acerca del que nadie se rebajaría para enterrarlo, limpio la saliva de tu rostro, también te llevo a la montaña, para que no vuelvas a oír el molesto griterío del tumulto, allí te enterraré, junto con ella, es decir, junto con su recuerdo, al final pues, victima y victimario descansarán… juntos, el uno del otro.

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