miércoles, 12 de octubre de 2011

Jerusalén, de la oscuridad a la luz.

En este artículo quisiera empezar por una declaración, no resulta nada menos que una ingenuidad sin medida la afirmación acerca de que ya se presentó: “El fin de la historia y el último hombre”.


En la obra de Francis Fukuyama que lleva ese título, se afirma que la única opción viable, demostrada por la historia, para todas las sociedades, es la democracia liberal, tanto en lo económico como en lo político, y dice que el humanismo, la cultura y la ciencia, serán capaces de reemplazar a la Religión como eje moral.

No hay nada más que ingenuidad atrás de todas esas palabras, lo que paso a explicar a continuación.

Primero, no hay nada más antidemocrático que afirmar que la democracia liberal, tanto en lo económico como en lo político, es la única opción, afirmar que solamente tenemos una opción, es todo lo contrario a la democracia.

Segundo, dicha afirmación viene de las muy populares, y populistas, afirmaciones hegelianas y marxistas, dichas ingenuidades afirmaban que en la historia hay dialéctica y que, necesariamente, esa dialéctica culminará, en el caso de Hegel, en la superioridad alemana, y en el caso de Marx, en la dictadura del proletariado. La historia, simplemente, nos ha demostrado que todo ello no fue así, además, cosa que le causa escozor a todos los que piensan y creen en el destino (como los dos autores mencionados), la historia nos ha demostrado que acerca del devenir, pocas o ningunas son las reglas que existen, Heráclito, hace bastante ya, nos demostró que todo cambia, nada permanece, sin embargo, estos autores quieren amarrar el caos que representa la vida, a una serie de reglas que solo las puede creer el ser humano, porque son humanas. El devenir, antes que lógico, es una fiesta, antes que pensado, es una aparición ininteligible, recordando a Schopenhauer, no queda más que aceptar, desesperanzadamente si se quiere, ello que aparece en cada esquina sin un plan que lo justifique.

Tercero, decir que la Religión eventualmente se acabará, es simplemente haber vivido toda la vida alejado de los que nos rodean, no hay nada más humano, más vivo, que la Religión, si hablamos de vaticinios, yo vaticino que la religión será perenne entre nosotros, simplemente no somos capaces de vivir con nosotros mismos, no somos capaces de aceptar nuestra mortalidad, por ejemplo, y por lo tanto requeriremos siempre de compañía, así sea ficticia, y de un Nirvana para después de nosotros.

Solamente pues, la eterna vanidad de los presentes, de todos los que han vivido en todas las épocas, puede llevarles a afirmar, a todos ellos, que son el fin de la historia y el último hombre, todas las sociedades, de todos los tiempos, se han visto a sí mismas como el pináculo de la historia, como el fin y el acabamiento moral, como el último refinamiento del cual es capaz el hombre, sin embargo, para los que llegamos a vivir después de todos ellos, nos es bastante evidente que todos los pretéritos se equivocaron, ninguno fue ni el fin ni el acabamiento, ninguno vivió el apocalipsis, ni fue el fin de los tiempos.

No obstante, para hablar de un caso particular e irnos introduciendo en lo que es el centro de este artículo, ello no quiere decir que esté de acuerdo en alguna medida con lo que las religiones representan, hablando de democracia, creo estar convencido ya que no hay nada más antidemocrático que una religión, dicen, en una religión de aquellas: “respetamos a los demás pero, Jesús es el camino, la verdad y la vida”, no hay más caminos, no hay más verdad, e incluso no hay vida afuera de Jesús.

Dice Sigmund Freud, la religión cristiana es la religión del amor, sin embargo es evidente que será fría y sin amor para quien no la profese.

De allí pues el título de este capítulo, acerca de Jerusalén, una gran posibilidad se abre ante nosotros.

Siendo un demócrata, como pretendo serlo, y estando constantemente, inevitablemente, en contacto con todos los sentimientos religiosos, antidemocráticos, de quienes me rodean, planteo que Jerusalén podría, y debería ser, el anclaje definitivo de la democracia entre los humanos.

Jerusalén es el centro de nuestro universo, en ella se ven representadas la mayoría de las religiones más importantes, en ella se ve representada toda nuestra historia, todas nuestras guerras, se ve representada la intolerancia, el dogma y la exclusión.

De allí pues, por todo lo que representa para nuestra historia, es que Jerusalén no debería pertenecerle a nadie, debería ser el primer Estado universal al cual perteneciéramos todos, debe, de una buena vez, ser, por la comunidad internacional, expropiada en favor de la humanidad.

Como se afirma desde las modernas concepciones de la Filosofía del Derecho, la tolerancia religiosa juega un papel fundamental a la hora de pensarnos como humanos, la religión es nuestra esencia y por esa realidad es que no es para nada equivocado que nuestra concepción de nosotros mismos empiece por pensarnos como seres religiosos.

La importancia de Jerusalén pues, para nosotros como humanos, es infinita, nos representa o nos plasma como ningún otro objeto que podamos crear y, en fin, por mi parte, creería que su apropiación para toda la humanidad es un mensaje claro, para todos los creyentes, que a pesar de que puedan ser muy humanos, demasiado humanos, muy creyentes, ni Jerusalén, ni la verdad, ni la misma vida, les pertenecen.

Jerusalén pues, podría significar, simbolizar, en últimas, nuestro paso definitivo de la oscuridad… a la democracia, si nos la apropiamos todos. 

lunes, 22 de agosto de 2011

El anacronismo, el objeto medieval que representan los Jurados de Consciencia. Un repaso de las enseñanzas del Maestro Devis.

Al respecto de los Jurados de Consciencia (una expresión casi redundante), debemos hacer un repaso, también y previamente, acerca de los conceptos de la Tarifa Legal y la Sana Crítica.

Acerca de la valoración de las pruebas, el Maestro Devis Echandía nos recuerda que existieron varias etapas para llegar hoy a lo que conocemos como Sana Crítica.

Primero, se dio la fase que el Maestro llama Étnica o primitiva, que corresponde a los grupos étnicos que ocuparon el lugar que en Europa tenía el Imperio Romano, la cual es una fase primitiva que puede decirse es pre-religiosa, debido a que la religión dominó la siguiente fase, sin embargo, no deja de ser primitiva.

Segundo, se da la fase que se conoce como Religiosa o mística, en esta fase la actividad probatoria se dejaba en manos de las divinidades pues con su intervención se averiguaba la verdad en el proceso. En esta etapa, por parte del Derecho Germánico, no se buscaba un convencimiento del juez, como había ocurrido en Roma, sino un convencimiento meramente formal a través de métodos absurdos como las ordalías, los duelos judiciales, los juicios de dios, las pruebas del agua y del fuego, o la mano del muerto, que por ejemplo, era el método por el cual se decía que el muerto, en su funeral, señalaría a su asesino, este sistema germánico fue combatido por el Derecho Canónico posteriormente.

Tercero, se da la fase legal o de Tarifa Legal, en esta fase lo que se pretendió, recogiendo los avances de los escabinos y del Derecho Canónico respecto de apreciación jurídica de la prueba, fue propender por la real averiguación de la verdad en el proceso, lo que significó un avance sin medida, sin embargo, y algo que puede haber resultado necesario para desligarse la absurda valoración probatoria de los periodos anteriores, impuso una regulación pormenorizada de los medios de prueba y, además, fijó su valoración previamente, pues solamente así se podría evitar que los jueces cayeran en los absurdos del pasado, de esta manera, la actividad del juez era mínima pues todo su quehacer probatorio estaba fijado y le era obligatorio. Claro, este sistema es contrario al propósito de averiguar la verdad, solamente la libertad (científica) del investigador puede llevar a la averiguación de la verdad, pero, repitiendo, para la época fue necesario el sistema, pues debía erradicarse aquella etapa que llamamos religiosa.

Cuarto, viene una etapa que podemos considerar un retroceso, que al respecto de la temática de este artículo, resulta muy pertinente: ella fue la etapa sentimental o de convicción moral, esta fase se da en la Revolución Francesa y la podemos considerar “sentimental” pues está basada en la romántica creencia en la infalibilidad de la razón humana y el instinto natural, de allí que se pensara en el juicio del jurado como “la revelación presunta de lo verdadero por la consciencia no iluminada y no razonadora.”

Por último, tenemos la fase científica, esta fase consiste en la necesaria libertad que tiene que tener el investigador para averiguar la verdad, este debe contar con la capacidad de investigar de oficio, además, debe contar con la facultad de la valoración libre de las pruebas, claro, sujeto a las reglas de la experiencia, la lógica y las reglas técnicas, que resulten pertinentes en cada caso.

Sin embargo, lo más importante que debemos destacar a esta altura, es que esta última fase, y la facultad de usar la Sana Crítica en la valoración, tiene un supuesto imprescindible, un pre-supuesto ineludible, sin el cual el sistema no puede funcionar: la necesaria preparación en el quehacer jurídico probatorio que deben tener los jueces.

Así, podríamos decir que el sistema de la Tarifa Legal es, o representa, a pesar del avance que significó, una especie de desconfianza sobre el juez, se le considera incapaz para desarrollar la actividad probatoria, por eso se le entrega un cargo extensamente regulado donde su libertad es mínima, todo para controlar sus sentimientos, creencias religiosas y morales, en rechazo de la etapa religiosa; el sistema de la Sana Crítica, por su lado, reconoce la necesidad de que el investigador goce de libertad para encontrar la verdad, las ataduras de la Tarifa Legal van en detrimento de la averiguación de la verdad, sin embargo, como ya se mencionó, ello solamente es posible si dicho juez está capacitado para realizar el trabajo jurídico probatorio necesario, sin esa capacitación, el sistema de la Sana Crítica simplemente es un profundo error.

Por eso es que, sin más, el sistema de los Jurados de Consciencia es un error incalculable, dentro del contexto de lo que explicamos, en el sistema de los Jurados de Consciencia se le está entregando el quehacer probatorio a personas que normalmente no tendrán la capacitación para ejercerlo, además, no tendrán una guía como es la Tarifa Legal para suplir su ignorancia (como les ocurría a los jueces dentro de la fase de Tarifa Legal que explicamos), además, es un error pensar que con ello se favorece la democracia, antes que favorecerla, se la desconoce, a través de los Jurados de Consciencia, por ejemplo, se pueden fallar procesos que involucren las libertades personales con jueces que acuden a sus impresiones, sensaciones o prejuicios etcétera, y nunca a las reglas que por milenios se han decantado acerca de la actividad probatoria.

Un claro ejemplo de ello, me parece, resulta el proceso adelantado por el prócer colombiano Jorge Eliécer Gaitán, solamente un juez incapaz podría haber creído el discurso envolvente del prócer y fallar diciendo que el honor militar es una justificación para cometer un homicidio. Solamente un funcionario inexperto se dejaría llevar por sus sensaciones y prejuicios, por sus sentimientos, al oír a aquél magnífico orador.     

Quizá por ello, para redundar, es que Max Weber exigía, para considerar a una sociedad avanzada, que esta tuviera un aparato institucionalizado, una burocracia, en la administración de justicia, solamente los jueces profesionales y calificados son capaces de valorar debidamente las pruebas.

De allí pues, para finalizar, que el maestro Devis, claramente, nos dijera hace ya varios años que:

“Esta institución del jurado debe considerarse como un anacronismo en vía de desaparecer, pues el viejo y sofístico argumento de que es la aplicación de la democracia a la justicia no tiene actualmente validez alguna; la democracia se cumple rodeando al proceso de garantías para la recta e imparcial administración de justicia, y haciendo efectivo el derecho de defensa y la igualdad de las partes en el debate. Desde este punto de vista, el jurado es una amenaza contra la democracia en la justicia, puesto que expone la libertad (o los derechos patrimoniales o familiares del individuo cuando se aplica al proceso civil, como en Inglaterra o Estados Unidos) a la arbitrariedad de personas ignorantes, limitando gravemente el derecho de defensa al no poderse conocer las razones de la decisión para combatirlas.”

DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría General de la Prueba Judicial. Tomo I. Quinta Edición. Bogotá D.C. Editorial Temis. 2006. p. 93.

domingo, 12 de junio de 2011

¿Son, o no, los indicios un medio de prueba?


Primero, recordemos lo que es un indicio con un ejemplo. El indicio es un fenómeno probatorio (llamémoslo así por ahora), que partiendo de un hecho probado, a través de una inferencia, llega a establecer un hecho desconocido, así:


“El hallazgo de edificios arruinados es indicio evidente de la existencia y acción del hombre…”

* DELLEPIANE, Antonio. Nueva Teoría de la Prueba. Décima Edición. Bogotá D.C. Editorial Temis. 2009. p. 61.

El hecho probado (indicador) en el ejemplo son los “edificios arruinados”; la inferencia parte de una regla de la experiencia que dicta que: “nadie edifica en la tierra en la forma que el hombre”  (Ibíd. p. 62); regla de la experiencia que permite hacer la inferencia y llegar a la conclusión, el hecho probado (indicado) de: “la existencia y acción del hombre”.

Sin embargo, al respecto se puede hacer una pregunta: como vemos, los indicios además de ser un medio de prueba, como muchos autores lo consideran, parece ser también una cuestión de método, así, repitiendo de forma interrogativa esto que afirmo, pregunto: ¿será que el indicio, más que un medio de prueba, es un método probatorio?

Para ilustrar las posturas, diremos delanteramente que la mayoría de autores tienen al indicio como un medio de prueba:

“Compartimos el concepto de la mayoría de los autores, que reconocen a los indicios el carácter de medio de prueba.

Florian y Schönke consideran que los indicios no son prueba, sino objeto de prueba, su error consiste en contemplar el hecho en sí mismo, separado del argumento probatorio que de él obtiene el juez y que constituye su fuerza probatoria, y en confundir la prueba del hecho indicador (que es necesaria siempre; cfr. núm. 380), con el indicio que este contiene y que constituye un medio autónomo de prueba.”

 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría General de la Prueba Judicial. Quinta Edición. Tomo II. Bogotá D.C., Editorial Temis. 2006. p. 588.

De esta manera, es muy cierta la argumentación del formidable maestro Devis Echandía, en el caso de Florian y Schönke, confunden, mayormente, el hecho indicador con el indicio que este contiene y con todo lo que tradicionalmente se considera prueba indiciaria. Para el ejemplo propuesto, lo que los autores confunden es el hecho indicador (los edificios en ruinas), con todo lo que se ha entendido por indicio: ese hecho indicador debe entrar al proceso por cualquier otro medio de prueba (el juez lo constata yendo a observar la ruinas en una inspección judicial, lo observa en un documento llamado fotografía), después de ello, el juez hace sus inferencias y saca la conclusión de que aquellos objetos le indican la presencia y acción del hombre, toda esa acción, probar el hecho indicador, realizar las inferencias y encontrar el hecho indicado, es lo que se considera indicio. Por ello, al confundir los autores el indicio en general con una sola de sus acciones (la primera, probar el hecho indicador), están cometiendo un claro error por lo que su conclusión (que la prueba indiciaria no es en realidad un medio de prueba)  se queda sin sustento. Es decir, redundando, el indicio no se reduce a “las ruinas”, el indicio es, además, su prueba a través de una inspección judicial o una fotografía, también, la inferencia racional que hace el juez con base en ese hecho, y por último, la conclusión de que ello es prueba de la existencia y acción del hombre. Por ello, el argumento de que el indicio no es un medio de prueba sino un objeto de prueba, reduce la cuestión a decir que el indicio solamente son las ruinas pues estas son el objeto de prueba, lo que es un error.

De ello pues, podríamos concluir que los indicios son un medio de prueba, sin embargo, a diferencia de Florian y Schönke, nuestra duda está encaminada por otro lado.

Como se ve de la obra del maestro Dellepiane, el indicio ha adquirido, y siempre ha tenido, gran importancia (resalta el maestro), no obstante para él, para su libro, tiene otro valor, un valor más allá, en el cual funda toda su tesis y su propuesta hecha en la obra ya citada. Para el maestro, la prueba indiciaria tiene el valor de mostrar el camino del cómo evaluar todos los demás medios probatorios.

De esta manera, Dellepiane en su obra sugiere que el método para estudiar el Derecho Probatorio debe ser invertido, en primera medida se debe estudiar la prueba indiciaria, pues esta, a través de su construcción, muestra la forma cómo se debe evaluar el acervo probatorio y construir la motivación de una sentencia, solamente después, se debe estudiar los demás medios de prueba, para que de las luces obtenidas al principio, sea más fácil comprender el resto de los medios probatorios. Ello, sin más, lo podemos ver plasmado en el índice de su obra citada, además de los comentarios expresos al respecto, como el que sigue:

“RAZÓN DE LA INVERSIÓN: UNIVERSALIDAD DE LA PRUEBA INDICIARIA… La razón de esta inversión metodológica radica en el carácter de universalidad que reviste la prueba indiciaria con relación a las demás pruebas. En efecto, así como se puede sostener, y lo hemos explicado hace un instante, que la prueba de indicios se resuelve siempre en las llamadas directas o naturales – en cuanto todos los hechos circunstanciales, para que puedan servir de base a deducciones y constituir indicios, necesitan comprobarse por inspección ocular, confesión, etc. –, de la misma manera es posible también demostrar que todas las pruebas llamadas directas o naturales, se reducen, en último análisis, a la prueba de indicios.”

* DELLEPIANE. Op. cit., p. 56.

Siguiendo este planteamiento pues, el maestro Dellepiane nos explica en su obra, primero, la prueba indiciaria (la llamo así porque él mismo, al parecer, la considera como medio de prueba), para con los viáticos así obtenidos de su estudio, se pueda estudiar los demás medios de prueba, todo porque: “de la misma manera es posible también demostrar que todas las pruebas llamadas directas o naturales, se reducen, en último análisis, a la prueba de indicios.”

Y como vemos del estudio de Dellepiane de la prueba indiciaria, lo que vemos es que ella se reduce a un estudio de cómo valorar y construir un indicio, principalmente, nos dice que acerca de un indicio, y de todo medio de prueba, pueden haber solamente tres explicaciones, primero, o los indicios son producto de la mentira o la falsificación, segundo, o son producto del azar, o, tercero, son producto de la verdad que en ellos reside. De esa forma, al descartar las dos primeras, el juez podrá tener la tranquilidad de que lo que le muestra el indico, o cualquier medio probatorio en general, es la verdad.

Por último, Dellepiane resalta el principio de confirmación, el cual indica que si los indicios son concordantes (es decir, que todos encajan de forma fácil como en un rompecabezas) y convergentes (es decir, que todos señalan el mismo punto, para nuestro ejemplo “la presencia y acción del hombre”, claro, aunque en nuestro ejemplo sólo usamos un indicio), el juez puede tener aún más tranquilidad de creer en lo que le muestran todos los indicios, técnica, por supuesto, que aplica posteriormente a todos los medios probatorios.

Así, la obra de Dellepiane muestra que, primero, los indicios más que un medio probatorio (así el autor esté en desacuerdo), son una metodología, a través de los indicios, como metodología, se evalúan todos los medios de prueba, se evalúa si son producto del azar, de la mentira, de la falsificación o de la verdad, se evalúa si son concordantes con otros medios de prueba, si convergen a mostrar un mismo hecho, confirmándose así, mutuamente, todos los medios de prueba y los indicios entre sí.

De esta manera pues, les repetimos la pregunta, aderezándola un poco (lo que puede resultar inductor de la respuesta, disculpen Ustedes), para que saquen sus propias conclusiones: de la obra de Dellepiane, vemos que los indicios en su médula comportan una cuestión de método más que cualquier otra cosa, y que ese método es aplicable a todos los medios probatorios, por ello preguntamos, de nuevo, y para terminar si: ¿será que los indicios son en verdad un medio probatorio, o son en realidad un método?

viernes, 27 de mayo de 2011

El mundo sin instituciones

“ALGUNAS DE LAS MENTES MÁS BRILLANTES NO VAN A LA UNIVERSIDAD

Tienen menos de 20 años y algunas de las mentes más brillantes del mundo: son 24 pensadores e inventores que desarrollan algunas de las tecnologías más punteras y las teorías más innovadoras. Pero ninguno irá, de momento, a la universidad. 

Unas becas por valor de US$100.000 para que cada uno cree su empresa y haga realidad sus proyectos les apartan de momento de la formación tradicional.
El cofundador de la empresa de pagos online PayPal, Peter Thiel, que fue uno de los primeros que apostó por Facebook, está ahora detrás de este nuevo programa, que no es compatible con estudios universitarios. 

"Hay demasiada obsesión por los títulos y las credenciales y no se presta suficiente atención a las habilidades y el talento", asegura a BBC Mundo Jim O'Neill, director de la Fundación Pether Thiel. 

Explica que "hay muchos ejemplos de empresarios exitosos que crean un negocio muy rentable y no vuelven a la universidad como Bill Gates, de Microsoft o Steve Jobs, de Apple". 

La oportunidad es "ahora" 

"A veces el sistema universitario frena la innovación", opina en conversación con BBC Mundo Jim Danielson, uno de los becados y creador -con 19 años- de un motor eléctrico para un auto Porsche924S con tecnología electrónica que él mismo inventó. 

Jim aparcará sus carrera universitaria de momento para centrarse "cien por cien" en su investigación. Aunque a su madre al principio no le hacía mucha gracia que se marchara a California y dejara sus estudios, asegura que ahora le apoya absolutamente. 

No cree que perder las clases sea muy problemático porque "cuando hay algo en lo que realmente estoy muy interesado me paso horas investigando en internet y lo aprendo por mí mismo". 

En cambio está convencido de que es su momento. "Siento que la industria del automóvil está cambiando muy rápido y si esperase dos años a graduarme para crear mi empresa, además de generar más deudas a mis padres, llegaría muy tarde, quizá cuando la oportunidad ya hubiera pasado", señala. 

Alternativas para tener éxito

Muchos han visto esa misma puerta abierta en este programa de becas. Según la Fundación Peter Thiel, recibieron cerca de 400 solicitudes de jóvenes de más de 20 países. 

Aunque la idea de "20 becas para menores de 20" era seleccionar a dos decenas, tanto talento desbordó a la organización que amplió la convocatoria a 24, que proceden de Rusia, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos. 

A sus 18 años, John Burnham, aún en secundaria, lleva tiempo colaborando con laboratorios de investigación espacial. Trabaja en tecnologías que en el futuro permitan la extracción de recursos como los minerales de otros planetas. 

Si no hubiera sido seleccionado, el próximo otoño tendría que haber empezado la universidad, pero no tenía claro si iba a ir o no. 

"Es muy costoso y es una decisión que hay que pensar muy bien", asegura a BBC Mundo. 

Para él esta beca "da más opciones a gente de mi edad" y plantea "alternativas para conseguir las credenciales y contactos que uno necesita para tener éxito", que normalmente en Estados Unidos se adquieren en la universidad. 

Los beneficios económicos de tener un título 

Sin embargo, un estudio publicado esta semana por la Universidad de Georgetown señala que pese a lo costoso que es obtener un título de grado superior, los beneficios económicos que esto reporta "siempre" cubren con creces la inversión. 

La investigación, basada en recientes y novedosos datos del censo, apunta que los que tienen título universitario tienen un ingreso medio 84% mayor que los que no continuaron tras la secundaria. 

Por ejemplo, en el caso de algunas carreras de ingeniería, ese beneficio supera el millón de dólares a lo largo de la vida. 

Por ello, renunciar para siempre a la universidad puede que no sea a la larga un buen negocio. 

Crear vs. seguir reglas

O'Neill explica que el objetivo del programa no es "robar" potenciales genios a la universidad ni privar a los jóvenes de una mayor formación, como denuncian algunas voces críticas con el proyecto. 

Apunta que si la beca se ofrece a menores de 20 años y no a alumnos que están en la universidad o han concluido sus estudios es porque los universitarios "suelen tener demasiadas deudas" y el dinero lo quieren para pagarlas y no para crear una empresa. 

Añade que su programa no es una crítica directa al sistema educativo, aunque "está haciendo que la gente lo cuestione y creemos que es bueno que se planteen esas preguntas". 

Quizá, si el sistema cambia en el futuro, uno de sus ideólogos sea Dale Stephen. A sus 19 años es uno de los becarios y lidera un movimiento social que aboga por un cambio educativo. "Nos entrenan a seguir reglas, no a ser creativos", dice. 

Y apunta que "hay personas con ideas brillantes en la universidad pero que no tienen idea de cómo llevarlas a cabo en el mundo real". 

Experiencias vitales, viajes o interacción con otros son -sostiene- otras formas de aprender más allá de las aulas y que también hay que impulsar.”


El mundo sin instituciones, sin universidades, porque:

“Se suponía que la Universidad era la universalidad del conocimiento… hasta que llegaron los profesores”, Jaime Garzón. 

Es decir, comparto con ustedes éste artículo, no porque se pueda o no hacer dinero a través de títulos universitarios o sin ellos, lo que quiero resaltar es que las instituciones, su burocracia, sus tendencias, pueden hacernos perder la creatividad, la creatividad y la ciencia no dependen (menos aún hoy, por el acceso a tanta información gratuita), de una educación formal ni de profesores.

Como ahora en la música, ya no depende de quién tiene el Cd o el acetato, depende de quién conoce el nombre de la canción y el artista que la interpreta, lo demás lo dejamos en manos de Youtube.

De esta manera, bienvenido el Internet, de nuevo, quizá nos logre liberar del dominio y control de los dogmas que algunos ejercen.

¡El mundo sin instituciones, sin agrupaciones, sin universidades, sin colegios, solamente con los individuos y su VOLUNTAD!

sábado, 14 de mayo de 2011

El hombre: “El animal ladino”. El relato del verdugo de Bataille.


Como en el título de la obra de Nicolás Ramiro Rico, quisiéramos esta vez llamar su atención sobre una cuestión, a saber, la manipulación de sí, y de los escuchas, que se da a través del Lenguaje en el humano.


Para el hombre pues, al parecer, todo está justificado si se halla en la palabra. A través de la palabra el humano justifica todo lo que ve (aunque muchas de esas cosas no necesitan justificación, existirían a pesar del humano, pero el humano lo cree así, cree que necesitan ser dichas), y si algo no es dicho no existe.

De esta manera, incondicionados obtusos, groseros, toscos como los de la Justicia, no pueden ser tales, no se los puede gritar sino por la fuerza de dos razones: o por la violencia o por la astucia. Sin embargo, como la pequeña historia del verdugo de Bataille, aunque en realidad el humano despliega muchas veces la fuerza (su Justicia) sin razón, el humano por ser, por excelencia, un habitante del Lenguaje, no puede simplemente desplegar su fuerza sin ninguna justificación, todo debe estar dicho e incluido en la palabra, de allí pues que se acuse al humano, creo yo, de ser “El animal ladino”. La historia de Bataille es la siguiente:

“Por cierto es difícil encarar teóricamente este problema. Daré un ejemplo concreto. Recuerdo que una vez leí un relato de un prisionero de un campo de concentración que me deprimió. Pero imaginé un relato de sentido contrario que hubiera podido hacer el verdugo a quien el testigo vio actuar. Imagine al miserable escribiendo y yo leyendo: ‘Me arroje sobre él injuriándolo y como tenía las manos atadas a la espalda y no podía responder, inmediatamente le di unos puñetazos en la cara, cayó, mis tacos concluyeron la tarea; asqueado, escupí sobre la cara tumefacta. No pude dejar de reírme a carcajadas ¡acababa de insultar a un muerto!’.

Desgraciadamente el aspecto forzado de estas líneas no se debe a la inverosimilitud… [sino porque] es improbable que un verdugo escriba de esta manera.”.

* BATAILLE, Georges. El erotismo, Buenos Aires, Ed. Sur, 1960, p. 187. L’ erotisme, trad. de María Luisa Bastos.

Como dice pues el autor citado, desgraciadamente el aspecto forzado de este relato no se debe a la inverosimilitud (desgraciadamente, podríamos decir nosotros también), desgraciadamente porque ello nos ha confundido sin medida. No se debe a la inverosimilitud de los hechos, se debe a la necesidad inaplazable que tiene el humano de engañarse y de engañar a los demás, su violencia, su Justicia, ni para sí ni para los otros, puede ser fruto de pasiones o violencia sin razón, todos sus actos deben estar justificados, acogidos por la palabra, el carácter forzado del relato no es fruto de la inverosimilitud de los hechos, sino de la necesidad que siente el mismo verdugo de justificarse ante sí y ante la audiencia, lo que hace imposible que alguien hable así de sí mismo.

Por ello pues es que hoy recordamos al humano como el animal ladino, sus interpretaciones fuerzan al mundo muchas veces, hasta que calce con la propia realidad, y el humano, inteligente por naturaleza, no  parece importarle mucho esta situación, incluso en los métodos de averiguación de la verdad (el Método Científico por ejemplo), no se parte por el principio y se analiza las profundas limitaciones que el mismo humano significa para ésta averiguación.

En fin, las maneras del humano de justificarse, a pesar de aparecer infantiles si se les mira fríamente, por su efectividad a la hora de argumentar o abogar por sus actos en frente de todos y en frente de sí, es que nos hace recordar, sino es que de manera irónica, a nuestro animal humano como el animal ladino.


sábado, 30 de abril de 2011

Los suntuosos mantos que justifican nuestra existencia. El cuento de Kafka.

¿Qué papel juega el Lenguaje en nuestra existencia?, ¿Nos define?, ¿Define nuestra existencia grupal?, ¿Justifica nuestra existencia y la de todos?, ¿Por qué todo lo que hacemos y somos debe estar descrito en el Lenguaje?, ¿Por qué todo lo que hacemos y somos debe estar justificado, legitimado, en bellas palabras?, ¿Por qué todo en nuestro mundo debe estar cubierto de suntuosos mantos (que no son más que harapos, como diría Karl Popper)?

¿En fin, por qué Kafka sintió la necesidad, en el siguiente cuento, de justificar su existencia, su situación y los derechos que le asistían?, nadie se lo pidió, ¿será que no podemos vivir sino dentro del Lenguaje, dentro de derechos que nos justifiquen, en cualquier sentido que se quiera?

“El pasajero.

Permanezco de pie en la plataforma del tranvía, completamente ingenuo respecto a mi situación en este mundo, en esta ciudad, en mi familia. Ni siquiera casualmente sabría indicar qué derechos me asisten y me justifican, en cualquier sentido que se quiera. Me es absolutamente imposible defender por qué estoy en esta plataforma, agarrado de esta correa, que me deje llevar por este vagón, que las personas eviten el tranvía, o siguen su camino, en silencio, o contemplan los escaparates: nadie me exige esa justificación, pero eso no importa.

El tranvía se acerca a una parada; una joven se acerca al peldaño, dispuesta a bajar. Aparece ante mí con tanta claridad que me parece haberla tocado. Esta viste de negro, los pliegues de su falda están casi inmovibles, la blusa ceñida y tiene un cuello fino de encaje blanco, su mano izquierda se apoya de plano sobre el tabique, el paraguas de su mano derecha descansa sobre el segundo peldaño. Su rostro es moreno, la nariz, levemente contraída a los lados, tiene punta redondeada y ancha. Su cabellera es abundante, oscura y se advierte algún vello en su sien derecha. Su diminuta oreja es breve y compacta, pero como estoy cerca puedo ver todo el pabellón de la oreja derecha, y la sombra que produce en su rostro. En ese momento me pregunté: "¿Cómo es posible que no esté asombrada de sí misma, que sus labios estén cerrados y no diga nada que exprese su asombro?"

* kafka, Franz. Cuentos completos (textos originales). Madrid, Ed. Valdemar, Cuarta edición, 2001.

Por último, algo más mundano, ¿qué pudo ver que lo llevara a ese estado de desesperación?

Existe ese tipo de belleza que además de atraer, duele, duele no tener dirían algunos, duelen los ojos diría yo:


viernes, 29 de abril de 2011

El verdadero riesgo de la raza humana. El riesgo conceptual.

A riesgo de minar nuestra seguridad, quisiera que pensáramos en algo: nuestras agrupaciones por milenios han sustentado nuestra supervivencia, sin embargo, ¿qué tan reales pueden ser en verdad agrupaciones simples como un partido político, o bastas como la especie?:

“He aquí una paradoja. Durante los últimos treinta o cuarenta años, hemos invertido una cantidad enorme de pensamiento, emoción, sangre y recursos en lo que denominamos valores humanos, derechos humanos, la defensa de la dignidad humana y de la vida humana. Durante ese mismo periodo, la ciencia y la filosofía se han ido aunando de forma lenta, pero devastadora, pera minar nuestro concepto tradicional de género humano… La humanidad está en peligro: no por la conocida amenaza de una <<destrucción masiva>> y del desastre ecológico, sino por un riesgo conceptual.”

Para nosotros parece ser claro hoy que las especies existen, que pertenecemos a una, empero, en mi concepto, mucho de ello (de ese error) depende del apego ancestral que tenemos por pertenecer, y dicho apego, por su parte, proviene de lo mucho que nuestra supervivencia está en manos de nuestra conducta grupal, así, es evidente que antes nos costaba pensar en otros muy similares a nosotros como humanos (como hoy aún le cuesta al racista), por cuestiones tan simples como la raza, las costumbres o el idioma.

“Los límites actuales del concepto género humano no son evidentes ni universales. Hemos llegado a ellos después de que el mundo occidental dedicara largos e ímprobos esfuerzos a encontrar una manera de entender la humanidad que incluya a comunidades antiguamente excluidas por racismo o etnocentrismo, y que, al mismo tiempo, insista en establecer una distinción clara entre humanos y no humanos.”

De allí pues, simplemente, de esa actitud (grupal) ligada a nuestra supervivencia, para mí mana el prejuicio que nos hace pertenecer, las cosas que nos hacen de un grupo son meros prejuicios, la raza, la discriminación por el sexo, la religión, la nacionalidad, son meros prejuicios, pero prejuicios adaptativamente imprescindibles pues nos hacen pertenecer y estructuran nuestros grupos.

“Aun así, el actual es un concepto reciente: la mayoría de la gente de la mayoría de las sociedades a lo largo de la mayor parte de la historia se habría quedado atónita ante una categoría tan universal. De hecho, a muchas personas les habría costado comprender la palabra humano o encontrar alguna equivalencia en sus idiomas respectivos, salvo como un modo de designar a los miembros de su propio grupo. Para ellas, los intrusos pertenecían a alguna otra clase, como las bestias y los demonios.”

Por ello Nietzsche decía, en contradicción a Hegel (quien pensaba que el fin dialectico de la historia era la supremacía alemana), que no era alemán, era un buen europeo; el nacionalismo, en su concepto, era un “prejuicio vulgar”.

“La intensidad de la actual batalla académica en torno a los neandertales (complementada en el capitulo 4) revela la profunda inseguridad que infunde en algunos humanos descubrir que otras especies pueden ser como nosotros, con mentes, emociones y capacidades éticas similares. Las discusiones sobre el estatus humano de los neandertales se han llevado a cabo en términos que recuerdan asombrosamente a las controversias decimonónicas sobre los negros.”

De esta manera, agrupaciones tales como las especies, las razas, los grupos políticos o religiosos, son esencialmente comparables, son en el fondo prejuicios, que unidos a nuestra dependencia de la pertenencia, se hacen muy constantes y fuertes, sin embargo, conceptualmente, sus falencias y debilidades son enormes, incluso para un concepto que parece tan estable como la especie.

“… aproximadamente durante los últimos cincuenta años, la biología parece haber cambiado el equilibrio de la rancia cuestión filosófica sobre si las especies constituyen tipos naturales, con rasgos esenciales, universales, o si conforman simples conjuntos o categorías en los que agrupamos a las criaturas por mera conveniencia. En el estado actual del conocimiento sobre la evolución, resulta difícil creer que exista algún rasgo generalizado en una especie y, a la vez, exclusivo de ella. Las especies poseen fronteras vagas y variables.”   

Por ello nos preguntamos, para concluir, si no hay en verdad algo atrás de dichos conceptos, prejuicios, que resulta ser más real a pesar de ser perecedero.

El Individuo, en nuestra opinión, no es un concepto, no es un prejuicio, es la unidad real al fondo de toda agrupación. Ello, sin más, nos debería hacer pensar en el sentido que tiene, o que le falta, a todo sacrificio individual en pos de una agrupación; el Individuo es una unidad que es irrepetible, el tomarlo como recurso a favor de la raza, la especie, el género, la religión, el partido, el clan, es un sacrificio enorme pues sacrifica, en definitiva, la existencia aislada y única que significa la individualidad y, como vimos, las agrupaciones en torno a cualquier  creencia o prejuicio, padecen de serios defectos conceptuales, la especie es un ejemplo protuberante de ello.


Citas de: Fernández-Armesto, Felipe, Breve historia de la humanidad, Un apasionante viaje por la evolución del género humano, Barcelona, Ed. Ediciones B, 2005.

jueves, 21 de abril de 2011

Galería de Fotos

Con ésta entrada inauguramos nuestra galería de fotos, la pueden encontrar desplazándose hasta el final de ésta página (hasta el very final), espero sea de su agrado.


Gracias por su compañía.


     


sábado, 16 de abril de 2011

La simplicidad intelectual del Racismo.


En todas las especies grupales, una regla fundamental yace al fondo de su conducta asociativa: “quién pertenece y quién no”.

Sin embargo, para los humanos esa regla ha adquirido nuevos grados de complejidad, para la construcción de esa regla desde hace bastante ya, el humano acude a conceptos que puede albergar en el Lenguaje que se ha dado, a la Ideología podríamos decir, así, la regla básica de pertenencia generalmente es un concepto elaborado: Liberalismo, conservadurismo, comunismo. La militancia y exclusión pues, depende de un campo semántico complejo y extenso.

En las demás especies animales, por el contario, aunque significa un uso básico o simple de Leguaje, su regla de pertenencia está mayormente determinada por sensaciones dominadas por los sentidos, sin una mayor complejidad como Lenguaje o signo; lo que los agrupa entonces, puede ser: un color, un olor, una forma, etcétera.

De esta manera entonces, nos preguntamos:

¿Acaso el racismo es una pérdida de creatividad humana, representa simplicidad intelectual?



domingo, 10 de abril de 2011

Acerca de la existencia, dentro de sí, de los animales. El Individuo.


Al respecto, principalmente, tenemos dos opciones:


O podemos decir como Descartes, o sus seguidores (aunque creo lo afirmó y afirmaron, espero, por congraciarse con la Iglesia afirmando que solo nosotros tenemos alma):

“En los tiempos modernos, el problema de diferenciar a los humanos de los animales ha inspirado algunas soluciones radicales. Según Descartes, los animales se asemejan a maquinas, si bien en toda maquina humana hay un alma. Sus seguidores fueron más allá: el alarido de un perro apaleado no representa una prueba mayor de dolor que el sonido de un órgano al pulsar las teclas.” *

* FERNÁNDEZ-ARMESTO, Felipe, Breve historia de la humanidad, Un apasionante viaje por la evolución del género humano, Barcelona, Ed. Ediciones B, 2005.

O podemos decir como Bataille:

“Sin embargo hay que estar prevenido contra la costumbre de mirar únicamente desde afuera a seres ínfimos; contra la costumbre de mirarlos como cosas que no existen adentro. Pero ocurre lo mismo con un perro y también con un insecto o un ser más pequeño. Por simple que sea un ser, no hay un umbral a partir del cual aparece la existencia adentro.”

“… es diferente el sentimiento de sí, a la conciencia de sí” *

* BATAILLE, GEORGES. El erotismo, Buenos Aires, Ed. Sur, 1960. L’ erotisme, trad. de María Luisa Bastos.

Así, me parece, no debemos confundir la consciencia con existencia, por el hecho que nos reconozcamos a nosotros mismos (en un espejo), o nos nombremos e individualicemos, no quiere decir que otros seres, diferentes al humano, no posean una existencia individual.

“Si entra en el ciclo de las acciones útiles como medio, no como fin, el animal es reducido a cosa. Pero esta reducción es la negación de lo que, a pesa de todo, es; el animal es una cosa únicamente en la medida en que el hombre puede negarlo. Si careciéramos de ese poder, si no estuviéramos en condiciones de obrar como si el animal fuera una cosa (si un tigre nos derribase), el animal no sería una cosa en sí mismo: no sería un puro objeto: sería un sujeto que tendría por sí mismo una verdad interna.” *

BATAILLE, GEORGES. El erotismo, Buenos Aires, Ed. Sur, 1960. L’ erotisme, trad. de María Luisa Bastos.

Así, cuando el domador entra en la jaula, creyendo bajo control al individuo felino, lo cree cosa, sin embargo, si este último logra desencadenar sus deseos, para el domador vigorosamente el león vuelve a adquirir la condición de individuo y no de cosa. De la misma manera sucede entre nosotros, cuando logramos reducir a la utilidad a otros humanos, los cosificamos, para el general, desde la comandancia, sus soldados no son individuos, son cosas, recursos, se cuentan por millares y no se habla de tal o cual soldado.

Es decir, ello solo ocurre, la cosificación de los animales, por la posibilidad que el humano tiene, gracias a su inmenso poder sobre otras especies, de volverlas cosas, incluso, como ya lo señalábamos, siguiendo a Fernández-Armesto de nuevo, entre los humanos también nos cosificamos y por mucho tiempo excluimos a otros seres humanos de la existencia interior, de la individualidad y de la posesión de un alma:

“Aun así, el actual es un concepto reciente [el de humanidad]: la mayoría de la gente de la mayoría de las sociedades a lo largo de la mayor parte de la historia se habría quedado atónita ante una categoría tan universal. De hecho, a muchas personas les habría costado comprender la palabra humano o encontrar alguna equivalencia en sus idiomas respectivos, salvo como un modo de designar a los miembros de su propio grupo. Para ellas, los intrusos pertenecían a alguna otra clase, como las bestias y los demonios.” *

* FERNÁNDEZ-ARMESTO, Felipe, Breve historia de la humanidad, Un apasionante viaje por la evolución del género humano, Barcelona, Ed. Ediciones B, 2005.

Debemos pues cuidarnos de las reducciones ligeras que hacemos por intentar explicar lo que observamos, no se puede decir, reducir, el acto sexual suicida de algunas especies a través de explicarnos que se debe al cuidado de la especie, con ello olvidamos groseramente la perdida para sí que significa el acto para el animal que lo realiza:

“… El caso extremo en que el acto sexual provoca la muerte del animal… Únicamente en forma deliberada seria posible desconocer la muerte para sí del animal; y me parece que atribuyendo su muerte al cuidado de la especie, el pensamiento humano simplifica gruesamente la conducta del macho en el momento del vuelo nupcial.”

“Hablar de intenciones de la naturaleza no deja de ser absurdo, sobre todo porque los movimientos inevitables en que la vida derrocha su sustancia nunca son sencillamente tales. En el momento mismo en que se prodiga sin limitación, la vida da una finalidad aparentemente contraria a esas perdidas que asegura con tanto fervor. No se abandona a derroches excesivos de energía sino en la medida en que tiende hacia un acrecentamiento. Se trate de la planta o del animal, el lujo de las flores o el apareamiento puede no ser el lujo que parece. Se da una apariencia de finalidad. Sin duda, el brillo de las flores o de los animales tiene poca utilidad en el plano de la función a la que nuestra inteligencia lo refiere, burdamente. Se diría que se trata de una inmensa superchería. Como si, partiendo del tema de la reproducción se liberase una marea desordenada, irremediable. Por ciega que nos parezca su marcha, la vida, sin un pretexto no podría dar libre curso a la fiesta que lleva en ella. Como si el desborde inmenso tuviese necesidad de un coartada.”

* BATAILLE, GEORGES. El erotismo, Buenos Aires, Ed. Sur, 1960. L’ erotisme, trad. de María Luisa Bastos.

No se puede pues, so pretexto de la consciencia que nos identifica como humanos, que podemos distinguir en otros similares a nosotros y por eso nos resulta agradable, por ser igual, so pretexto de que “pienso, luego existo” (en una acepción que se podría evocar de aquella afortunada frase), pensar que en otros seres, por ínfimos que sean, no se presenta una existencia adentro ni la individualidad, como seres vivos, todos, se podría decir, somos esencialmente lo mismo:

“Somos seres discontinuos, individuos que mueren aisladamente en una aventura ininteligible, pero tenemos nostalgia de la continuidad perdida. No podemos soportar la situación que nos amarra a la individualidad por azar, a la individualidad perecedera que somos.” *

* BATAILLE, GEORGES. El erotismo, Buenos Aires, Ed. Sur, 1960. L’ erotisme, trad. de María Luisa Bastos.

De allí que (saliéndonos un poco del tema pero para mostrar un poco más al autor que nos ha acompañado en este artículo) el ser del amante significa para todos nosotros, en parte, la huida de la discontinuidad aislada de nuestro ser creyendo, equivocadamente, que a través de su posesión expandimos nuestra propia individualidad:

“El amante es el ser pleno, ilimitado, al que ya no limita la discontinuidad personal, la continuidad del ser percibida como una liberación a partir del ser del amante”

“la actividad sexual es un momento de crisis del aislamiento” *

* BATAILLE, GEORGES. El erotismo, Buenos Aires, Ed. Sur, 1960. L’ erotisme, trad. de María Luisa Bastos.

El amor pues, el sentimiento de nosotros por ejemplo, en las sociedades, implica también esa búsqueda incesante por expandir la propia individualidad, en una carrera ciega por ser magnos creemos que el grupo es nosotros mismos y que somos tan grandes como nuestros grupos:

“El cristianismo nunca abandono la esperanza de reducir al fin este mundo de la discontinuidad egoísta al reino de la continuidad que abarca el amor” *

* BATAILLE, GEORGES. El erotismo, Buenos Aires, Ed. Sur, 1960. L’ erotisme, trad. de María Luisa Bastos.

En fin, no podemos negar la individualidad, el sentimiento de sí, que todos los seres pueden tener y evidentemente tienen, no hay un umbral de inteligencia desde donde podamos decir que inicia la vida y la individualidad, en fin, solo las groseras reducciones humanas pueden reducir la vida a la consciencia sí, ignorando el sentimiento de sí que todos los seres tienen:

Un ejemplo de existencia adentro en un ser distinto a un humano: