viernes, 27 de mayo de 2011

El mundo sin instituciones

“ALGUNAS DE LAS MENTES MÁS BRILLANTES NO VAN A LA UNIVERSIDAD

Tienen menos de 20 años y algunas de las mentes más brillantes del mundo: son 24 pensadores e inventores que desarrollan algunas de las tecnologías más punteras y las teorías más innovadoras. Pero ninguno irá, de momento, a la universidad. 

Unas becas por valor de US$100.000 para que cada uno cree su empresa y haga realidad sus proyectos les apartan de momento de la formación tradicional.
El cofundador de la empresa de pagos online PayPal, Peter Thiel, que fue uno de los primeros que apostó por Facebook, está ahora detrás de este nuevo programa, que no es compatible con estudios universitarios. 

"Hay demasiada obsesión por los títulos y las credenciales y no se presta suficiente atención a las habilidades y el talento", asegura a BBC Mundo Jim O'Neill, director de la Fundación Pether Thiel. 

Explica que "hay muchos ejemplos de empresarios exitosos que crean un negocio muy rentable y no vuelven a la universidad como Bill Gates, de Microsoft o Steve Jobs, de Apple". 

La oportunidad es "ahora" 

"A veces el sistema universitario frena la innovación", opina en conversación con BBC Mundo Jim Danielson, uno de los becados y creador -con 19 años- de un motor eléctrico para un auto Porsche924S con tecnología electrónica que él mismo inventó. 

Jim aparcará sus carrera universitaria de momento para centrarse "cien por cien" en su investigación. Aunque a su madre al principio no le hacía mucha gracia que se marchara a California y dejara sus estudios, asegura que ahora le apoya absolutamente. 

No cree que perder las clases sea muy problemático porque "cuando hay algo en lo que realmente estoy muy interesado me paso horas investigando en internet y lo aprendo por mí mismo". 

En cambio está convencido de que es su momento. "Siento que la industria del automóvil está cambiando muy rápido y si esperase dos años a graduarme para crear mi empresa, además de generar más deudas a mis padres, llegaría muy tarde, quizá cuando la oportunidad ya hubiera pasado", señala. 

Alternativas para tener éxito

Muchos han visto esa misma puerta abierta en este programa de becas. Según la Fundación Peter Thiel, recibieron cerca de 400 solicitudes de jóvenes de más de 20 países. 

Aunque la idea de "20 becas para menores de 20" era seleccionar a dos decenas, tanto talento desbordó a la organización que amplió la convocatoria a 24, que proceden de Rusia, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos. 

A sus 18 años, John Burnham, aún en secundaria, lleva tiempo colaborando con laboratorios de investigación espacial. Trabaja en tecnologías que en el futuro permitan la extracción de recursos como los minerales de otros planetas. 

Si no hubiera sido seleccionado, el próximo otoño tendría que haber empezado la universidad, pero no tenía claro si iba a ir o no. 

"Es muy costoso y es una decisión que hay que pensar muy bien", asegura a BBC Mundo. 

Para él esta beca "da más opciones a gente de mi edad" y plantea "alternativas para conseguir las credenciales y contactos que uno necesita para tener éxito", que normalmente en Estados Unidos se adquieren en la universidad. 

Los beneficios económicos de tener un título 

Sin embargo, un estudio publicado esta semana por la Universidad de Georgetown señala que pese a lo costoso que es obtener un título de grado superior, los beneficios económicos que esto reporta "siempre" cubren con creces la inversión. 

La investigación, basada en recientes y novedosos datos del censo, apunta que los que tienen título universitario tienen un ingreso medio 84% mayor que los que no continuaron tras la secundaria. 

Por ejemplo, en el caso de algunas carreras de ingeniería, ese beneficio supera el millón de dólares a lo largo de la vida. 

Por ello, renunciar para siempre a la universidad puede que no sea a la larga un buen negocio. 

Crear vs. seguir reglas

O'Neill explica que el objetivo del programa no es "robar" potenciales genios a la universidad ni privar a los jóvenes de una mayor formación, como denuncian algunas voces críticas con el proyecto. 

Apunta que si la beca se ofrece a menores de 20 años y no a alumnos que están en la universidad o han concluido sus estudios es porque los universitarios "suelen tener demasiadas deudas" y el dinero lo quieren para pagarlas y no para crear una empresa. 

Añade que su programa no es una crítica directa al sistema educativo, aunque "está haciendo que la gente lo cuestione y creemos que es bueno que se planteen esas preguntas". 

Quizá, si el sistema cambia en el futuro, uno de sus ideólogos sea Dale Stephen. A sus 19 años es uno de los becarios y lidera un movimiento social que aboga por un cambio educativo. "Nos entrenan a seguir reglas, no a ser creativos", dice. 

Y apunta que "hay personas con ideas brillantes en la universidad pero que no tienen idea de cómo llevarlas a cabo en el mundo real". 

Experiencias vitales, viajes o interacción con otros son -sostiene- otras formas de aprender más allá de las aulas y que también hay que impulsar.”


El mundo sin instituciones, sin universidades, porque:

“Se suponía que la Universidad era la universalidad del conocimiento… hasta que llegaron los profesores”, Jaime Garzón. 

Es decir, comparto con ustedes éste artículo, no porque se pueda o no hacer dinero a través de títulos universitarios o sin ellos, lo que quiero resaltar es que las instituciones, su burocracia, sus tendencias, pueden hacernos perder la creatividad, la creatividad y la ciencia no dependen (menos aún hoy, por el acceso a tanta información gratuita), de una educación formal ni de profesores.

Como ahora en la música, ya no depende de quién tiene el Cd o el acetato, depende de quién conoce el nombre de la canción y el artista que la interpreta, lo demás lo dejamos en manos de Youtube.

De esta manera, bienvenido el Internet, de nuevo, quizá nos logre liberar del dominio y control de los dogmas que algunos ejercen.

¡El mundo sin instituciones, sin agrupaciones, sin universidades, sin colegios, solamente con los individuos y su VOLUNTAD!

sábado, 14 de mayo de 2011

El hombre: “El animal ladino”. El relato del verdugo de Bataille.


Como en el título de la obra de Nicolás Ramiro Rico, quisiéramos esta vez llamar su atención sobre una cuestión, a saber, la manipulación de sí, y de los escuchas, que se da a través del Lenguaje en el humano.


Para el hombre pues, al parecer, todo está justificado si se halla en la palabra. A través de la palabra el humano justifica todo lo que ve (aunque muchas de esas cosas no necesitan justificación, existirían a pesar del humano, pero el humano lo cree así, cree que necesitan ser dichas), y si algo no es dicho no existe.

De esta manera, incondicionados obtusos, groseros, toscos como los de la Justicia, no pueden ser tales, no se los puede gritar sino por la fuerza de dos razones: o por la violencia o por la astucia. Sin embargo, como la pequeña historia del verdugo de Bataille, aunque en realidad el humano despliega muchas veces la fuerza (su Justicia) sin razón, el humano por ser, por excelencia, un habitante del Lenguaje, no puede simplemente desplegar su fuerza sin ninguna justificación, todo debe estar dicho e incluido en la palabra, de allí pues que se acuse al humano, creo yo, de ser “El animal ladino”. La historia de Bataille es la siguiente:

“Por cierto es difícil encarar teóricamente este problema. Daré un ejemplo concreto. Recuerdo que una vez leí un relato de un prisionero de un campo de concentración que me deprimió. Pero imaginé un relato de sentido contrario que hubiera podido hacer el verdugo a quien el testigo vio actuar. Imagine al miserable escribiendo y yo leyendo: ‘Me arroje sobre él injuriándolo y como tenía las manos atadas a la espalda y no podía responder, inmediatamente le di unos puñetazos en la cara, cayó, mis tacos concluyeron la tarea; asqueado, escupí sobre la cara tumefacta. No pude dejar de reírme a carcajadas ¡acababa de insultar a un muerto!’.

Desgraciadamente el aspecto forzado de estas líneas no se debe a la inverosimilitud… [sino porque] es improbable que un verdugo escriba de esta manera.”.

* BATAILLE, Georges. El erotismo, Buenos Aires, Ed. Sur, 1960, p. 187. L’ erotisme, trad. de María Luisa Bastos.

Como dice pues el autor citado, desgraciadamente el aspecto forzado de este relato no se debe a la inverosimilitud (desgraciadamente, podríamos decir nosotros también), desgraciadamente porque ello nos ha confundido sin medida. No se debe a la inverosimilitud de los hechos, se debe a la necesidad inaplazable que tiene el humano de engañarse y de engañar a los demás, su violencia, su Justicia, ni para sí ni para los otros, puede ser fruto de pasiones o violencia sin razón, todos sus actos deben estar justificados, acogidos por la palabra, el carácter forzado del relato no es fruto de la inverosimilitud de los hechos, sino de la necesidad que siente el mismo verdugo de justificarse ante sí y ante la audiencia, lo que hace imposible que alguien hable así de sí mismo.

Por ello pues es que hoy recordamos al humano como el animal ladino, sus interpretaciones fuerzan al mundo muchas veces, hasta que calce con la propia realidad, y el humano, inteligente por naturaleza, no  parece importarle mucho esta situación, incluso en los métodos de averiguación de la verdad (el Método Científico por ejemplo), no se parte por el principio y se analiza las profundas limitaciones que el mismo humano significa para ésta averiguación.

En fin, las maneras del humano de justificarse, a pesar de aparecer infantiles si se les mira fríamente, por su efectividad a la hora de argumentar o abogar por sus actos en frente de todos y en frente de sí, es que nos hace recordar, sino es que de manera irónica, a nuestro animal humano como el animal ladino.